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  El Cashrut y la comida cásher
 

El judaísmo liberal y el Cashrut (1)
Rabina Janet Burden

El Cashrut (del hebreo כשרות correcto, apropiado) es la palabra hebrea que denomina el sistema tradicional de leyes dietéticas judías. Estas leyes, basadas en los preceptos de la Torá y desarrolladas por los rabinos, junto con el Shabat constituyen el "sello" de la identidad judía a través de la historia de nuestro pueblo. Aunque las leyes del Cashrut son bastante complejas, en lo esencial:

1. Establecen listas de criaturas permitidas o prohibidas para consumo;
2. Ordenan la separación de productos lácteos y carne;
3. Especifican los métodos aceptables de matar los animales para el consumo y la preparación de su carne.

De estos tres tipos de leyes, sólo la primera se puede encontrar si buscamos directamente en la Torá. Las listas de las criaturas permitidas y prohibidas aparecen tanto en Levítico 11 como en Deuteronomio 14. De los mamíferos, sólo aquéllos que tienen pezuñas hendidas y rumian están permitidos para consumo humano, y por lo tanto son cásher(2). Ambas características deben darse al mismo tiempo. De los animales acuáticos, sólo aquéllos que tienen aletas y escamas están permitidos y, de nuevo, ambas características deben darse a la vez. No se hace una distinción dentro de los tipos de aves, pero se provee de una lista.

Durante los siglos, ha habido muchos intentos de ofrecer explicaciones racionales al porqué de las prohibiciones o aceptaciones de algunos animales. Sin embargo, incluso el gran sabio medieval Maimónides tuvo que reconocer que las leyes resisten todos estos análisis. Tradicionalmente, se han aceptado como jukim, leyes particulares al Pueblo Judío y que deben aceptarse como tal pues fueron mandadas por D-s. Sin embargo, sabios como Abraham Ibn Ezra y Maimónides creyeron que lo que subyacía a algunas de las legislaciones del Cashrut era fomentar tanto la compasión hacia todas las criaturas como la concienciación sobre la santidad de la vida.

La separación de lácteos y carne viene de Éxodo 23:19 y 34:26, y de Deuteronomio 14:21, donde se señala: "No cocinarás cabrito en la leche de su madre". Con el fin de apartarnos de toda posibilidad de transgresión de la ley, los rabinos extendieron esta prohibición bíblica de manera que ninguna carne (incluyendo las aves de corral) se consuma o prepare con productos lácteos. Más adelante, y debido a afinamientos rabínicos de esta ley, se incluyó el tener platos separados para carne y lácteos, y también un número determinado de horas entre comer lácteos y productos cárnicos. En el caso de los judíos liberales, algunos consideran el principio básico de separación de carne y leche como algo importante, mientras que otros no.

Las reglas para una apropiada matanza de animales provienen de Deuteronomio 12:21, donde dice “... podrás sacrificar el ganado que el Eterno te haya dado...” La palabra utilizada no es “matar” sino “sacrificar” pues se traduce del hebreo v’zavajta que significa sacrificio. Por lo tanto, en el Sifrei (una colección de midrashim) los rabinos llegaron a la conclusión de que los animales que iban a ser sacrificados para consumo debían ser sacrificados de la misma manera que los que se preparaban para los sacrificios en el Templo. Este método se conoce como shejitá y quien lo realiza es llamado shojet. El shojet sacrifica al animal con un cuchillo perfectamente afilado y dando un solo corte suave. Este cuchillo debe ser previamente inspeccionado para asegurarse de que no haya hendeduras ni otras irregularidades. De esta manera se cortan a la vez el esófago, la tráquea la vena yugular y las arterias carótidas lo que causa una muerte instantánea. Un efecto adverso de esto es que este procedimiento hace que el animal sangre mucho. Puesto que los judíos no pueden comer sangre (ver Levítico 17:11-12 y Deuteronomio 12:23-25), cualquier resto de sangre debe removerse. Para ello se remoja y se sala la carne. Todo esto se realiza después de que el shojet haya examinado el animal en busca de signos de enfermedad que lo convertirían en no apto para el consumo.

En resumen, gran parte de las leyes del Cashrut tienen que ver con el consumo de criaturas vivientes. Puesto que todas las frutas, vegetales, legumbres y plantas con hojas están permitidas (ver Génesis 1:29), la mayoría de los judíos liberales consideran la comida vegetariana como cásher. Sin embargo, la halajá (la ley tradicional judía) requiere la supervisión de toda comida vegetariana para asegurar cómo, dónde, en qué y por quién la comida es preparada. Existen además prohibiciones adicionales relacionadas con los vinos preparados por no-judíos, puesto que en la antigüedad esos vinos se utilizaban para idolatrar falsos dioses. En nuestra sociedad actual, esto no debe ser motivo de preocupación y, por lo tanto, los judíos liberales consideramos todos los vinos como permitidos. Aun así, muchos prefieren utilizar vinos cásher en los ritos y ceremonias.

Algunas fiestas también limitan o influyen en las leyes del Cashrut, sobre todo la Pascua o Pésaj. Para aquéllos que deseen consultar más al respecto, existen muchos libros sobre este tema.

El impacto del criticismo bíblico

A partir de mediados del siglo XVIII, estudiosos tanto de la tradición cristiana como judía se dieron a la tarea de examinar las escrituras de una manera radicalmente nueva. Al someter los textos bíblicos a análisis literarios y lingüísticos, estos estudiosos probaron que, pese a lo inspiradas o inspirantes que pudieran ser sus palabras, la Biblia era el producto de autores humanos y había sido escrita durante un período bastante largo. Por lo tanto, la simple idea de que las leyes alimenticias fueran mandato divino se puso en duda. Si el sistema de leyes del Cashrut no había sido mandado por D-s, entonces ¿por qué continuar observándolo?

Los primeros judíos progresistas se sentían muy atraídos por la idea de no observar el Cashrut. Por una parte, era una afirmación de su enfoque racional de la religión; por otra, para librarse de las barreras que afectaban su integración social, algo que vino al otorgar derechos civiles a los judíos. También era una manera de expresar rechazo hacia la monolítica autoridad rabínica. El rabinato progresista así como el laicado estaban completamente de acuerdo con esto. Mientras algunos continuaron observando el Cashrut como una demostración personal de piedad y por razones de paz doméstica, un número creciente rechazaba estas leyes de plano, por principios. Pretendían afirmar la supremacía de la dimensión ética del judaísmo sobre sus prácticas rituales específicas, expresando un sentimiento que muchos judíos liberales todavía elogian hoy.

De nuestros días, sin embargo, son cada vez más lo que piensan y sienten que aunque la dimensión ética debe sentar precedente, el elemento ritual también posee un gran valor. Por lo tanto, puede que los judíos progresistas que rechazan la divinidad del origen del Cashrut lo observen, completamente o en parte, por una de las siguientes razones:

- Para realzar el sentido de santidad de la vida diaria;
 
- Para identificarse con la historia judía y su pasado y con los judíos contemporáneos que observan el Cashrut; 

- Para tener un hogar donde los judíos ortodoxos puedan acudir a comer; 

- Para demostrar que aceptan que no debemos simplemente consumir lo que queramos, cuando queramos y como lo queramos.

Conclusiones

Quizá lo más simple, y también los más profundo, para añadirle significado al acto de comer es recordar la Fuente de la cual todas las cosas provienen. Por miles de años los judíos hemos hecho esto de manera disciplinada al decir las bendiciones sobre todo lo que se disfruta en la vida, particularmente, sobre la comida. Como bien dice el Salmo 92, es bueno dar gracias al Eterno (Tov LeHodot Ladonai).

(1) Traducido y adaptado de www.liberaljudaism.org por Ariel Sebastián Mercado.

(2) Cásher (כשר) significa en su origen apto para el uso. En el caso de la comida sería apto para el consumo.

 
   
 
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